

agua son ríos, un montón de piedras hacen una
montaña, veinte casas son un país aparte y toda la
villa es otro mundo. Van a ver cosas que jamás se
imaginaron y nunca van a estar seguros ni tranquilos
hasta que vuelvan a salir porque ustedes no son de
ahí. Nunca van a serlo. Están en un territorio que
no les pertenece y donde no son bienvenidos. No
importa que no me entiendan lo que les digo. Ya van
a ver. Vamos.
Y entramos a la villa en fila india como quien
ingresa a un mundo nuevo.
Durante esta aventura, se va perfilando un mun-
do lleno de riesgos e inesperados obstáculos tan
trepidantes como aquellos que pueden sortear los
protagonistas de una obra de fantasía épica. Pero, en
esta novela, las peripecias están recargadas de esa
crudeza social que se registra en las desigualdades
sociales, las víctimas de la violencia y la ley del más
fuerte.
El viaje adquiere, en las novelas juveniles con-
temporáneas, muchas formas y variantes que en-
riquecen el desarrollo de este esquema tan lejano
como los primeros mitos.
¿Una literatura
light
?
La oferta que se ha venido desarrollando en el mer-
cado a partir de los años ochenta, da cuenta de una
variedad de géneros que se han adaptado a este pú-
blico, bajo unas características muy particulares en
cuanto al tipo de protagonista, el foco y el narrador.
Considerada como una literatura puente, muchos de
estos libros intentan reforzar los hábitos lectores de
un público que intenta buscar su propio espacio, así
como su propia cultura.
Existen algunas tendencias que ya han sido re-
marcadas por la crítica, como la fusión de géneros,
la simbiosis con otros lenguajes mediáticos y la pro-
fusión de temas de autoayuda o colecciones que
abordan contenidos álgidos, como la anorexia, la
dependencia toxicológica o las diferentes posibili-
dades del sexo.
Las series o sagas muestran otra tendencia co-
mún en estos libros, especialmente hilvanadas por
un personaje que vive diferentes episodios.
Para algunos, la literatura juvenil es una litera-
tura
light
, desprovista de calorías. Probablemente
porque no sumerge al lector en las densidades de la
psicología humana o porque ofrece dosis de adrena-
lina, por encima de un tratamiento más elaborado
del lenguaje. Muchos hablan de las fórmulas como
vicio extendido en esta narrativa.
No obstante, parte de este formato tiene que ver
con la renuencia lectora de muchos jóvenes, quienes
pueden conectarse desde el entusiasmo y la identi-
ficación, más que desde la erudición libresca, a la
literatura de una manera más inmediata y segura.
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BARATARIA
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VOLUMEN V • NÚMERO 1 • 2008