

Parte de esa literatura estaba concentrada en au-
tores de otras latitudes, en su mayoría traducidos al
español como Gudrung Pausewang, Peter Härtling,
Mirjam Pressler, María Gripe, Christine Nöstlinger,
Susan Hinton, Katherine Paterson y John Donovan,
entre los que puedo mencionar.
También recuerdo muchos títulos que me mar-
caron como lector, quizás por su fuerza y porque no
esperaba encontrarme en ellos un tratamiento tan di-
recto y una visión tan testimonial que me hacía iden-
tificar rápidamente con los protagonistas. Creo que es
a partir de esta capa de novelas que surgen algunas
características fundamentales de la llamada literatu-
ra juvenil: ambientes cotidianos, problemas reales,
narradores en primera persona, jóvenes como pro-
tagonistas, finales no siempre felices y ciertas dosis
de terror, sexo y violencia
que ofrecían siempre una
lectura trepidante.
Como lector, en ese
momento, pude sentir
que se estaban escribien-
do obras a mi medida, y
que no trataban de alec-
cionarme sobre ningún
aspecto de la vida. Pero también que me tiraban al
ruedo de una problemática sin mayores herramien-
tas para encontrar alguna solución a esos intensos
conflictos que vivían los personajes, tan aplastantes
como el hermano de Thomas quien opta por una so-
lución extrema (el suicidio) al enterarse de su fracaso
escolar. Quizás Mirjam Pressler, la misma autora de
este polémico libro, lo explique mejor:
Pues sí, pienso que la vida es complicada, so-
bre todo cuando se es pequeño. Normalmente, to-
das las infancias son difíciles y creo que una de las
cosas más importantes es que los niños saquen lo
que tienen dentro, que no se encierren en sí mismos
y piensen sólo en lo que les falta. Resolver los con-
flictos internos es una cosa importante a lo largo de
todas las etapas de la vida, claro. Pero cuando se es
adulto, esto ya se ha aprendido, uno ya sabe qué le
conviene y qué no, con quién hablar y con quién
mejor callar
1
.
Recuerdo también un libro que me sacudió pro-
fundamente,
El señor de las moscas
de Wiliam Gol-
ding, interesante como tesis de la condición huma-
na en sus pulsiones más primitivas. Esta historia se
inscribe dentro del motivo de la isla, recurrente en
muchas novelas clásicas adoptadas por el público
juvenil. Un grupo de niños y adolescentes sobrevi-
ve a un accidente aéreo durante la Segunda Guerra
Mundial: el avión donde viajaban se estrella en una
isla paradisíaca. Al principio surge un líder que logra
ejercer un dominio aceptado por la mayoría gracias
a una caracola que le sirve como diana, hasta que
aparece un rival que logra formar su propia tribu.
Desde ese momento se desata una violencia incon-
trolable, que instala la crueldad, instinto destructivo
como esencia natural del ser humano.
La casa de Lucie Babbidge
es otro de los libros
que quisiera mencionar. Para todas en la escuela
Lucie es una tonta, la
señorita Pimm se irrita
fácilmente con sus lacó-
nicas respuestas. Pero en
su otro mundo todo es
diferente, Lucie se refu-
gia en un sótano donde
mantiene una relación
oculta con una casa de
muñecas, allí revive recuerdos de un pasado borro-
so que ha olvidado. Al final, descubre en ese juego
imaginario un terrible misterio que la lleva a recor-
dar cómo perdió a sus padres. Los planos narrativos
hacen de esta novela una lectura compleja, pero en-
riquecedora para percibir las sutilezas de la psique.
He querido de una manera expresa que estos
libros, distanciados en el tiempo, sirvan como refe-
rencia para exponer uno de los fundamentos más vi-
sibles de lo que representa la literatura juvenil para
muchos de sus protagonistas.
El paso de la inocencia a la experiencia
Para abrir este punto, quisiera partir de otra expe-
riencia que se viene a mi memoria. Recuerdo que
una noche de insomnio decidí prender el televisor,
casi por azar, haciendo
zapping
, encontré una pe-
lícula hindú a blanco y negro donde se contaba la
vida de un niño en una lejana aldea. Al principio
no pude conectarme con el hilo narrativo porque la
calidad de la cinta era realmente precaria. Pero algo
me hizo captar la atención sobre lo que estaba vien-
1
Entrevista a Mirjam Pressler en la revista Babar.
Revista Babar.
com
http://www.revistababar.com/web/index.php?option=com_content&task=view&id=232&Itemid=51
Muchos adolescentes que protagonizan
estos relatos, de alguna manera,
padecen una transformación que los
inicia en el mundo de los adultos.
3
2008 • NÚMERO 1 • VOLUMEN V
•
BARATARIA