
Barataria
2016
6
a la ciudad y a las personas que les rodean. Al final se
terminan adaptando e integrando a un nuevo espacio.
Desde la portada se evidencia un sentimiento de ex-
trañeza y temor, en ella vemos a una niña rodeada de
insectos enormes. Pero al abrir el libro la guarda de
inicio nos ofrece otra impresión: se muestra una mano
de mujer sosteniendo una fotografía y sobre una mesa
varias fotografías regadas que muestran situaciones
familiares felices. Da la impresión de que alguien está
recordando momentos agradables de su vida.
En la siguiente página, la composición en diagonal
muestra un osito de peluche tirado sobre el asfalto.
En la parte inferior de la página impar el texto donde
se lee
“No soy de aquí”
prepara las siguientes pági-
nas de la historia y del personaje, anticipa situaciones
nuevas y desconocidas e introduce el punto de vista
de Eloísa, ¿cómo se siente ella en ese nuevo lugar?
¿Qué sensaciones le provoca?
El texto compuesto por frases cortas, de una línea so-
lamente, ofrece pistas acerca de lo que va a suceder,
mientras que las ilustraciones dan la sensación de
que alguien está viendo hacia ellas tratando de re-
saltar muchos detalles. A esta sensación contribuye
también la mirada de Eloísa, que siempre está dirigida
hacia adentro del libro, es como si el lector estuviera
asistiendo a una pieza de teatro o una película. Hay
una voz narrativa que es la que está recordando. A la
par de esto, los ángulos de visión resaltan las emocio-
nes de Eloísa: la angustia, el temor y la ansiedad que
le provocan el cambio de vida, lo desconocido y lo
nuevo que encuentra en esa moderna ciudad.
El estado emocional de Eloísa se ve reforzado por la
percepción que ella tiene de los habitantes del lugar,
a quienes percibe como bichos. A través de estas
impresiones Eloísa no hace más que expresar su
pequeñez, su insignificancia, su no pertenencia al
nuevo hogar.
Otro elemento importante es el color. El uso de colores
como el verde que simboliza la esperanza, se conecta
Comparten experiencias. Los otros animales lo criti-
can y no lo aceptan. Se cierran ante la posibilidad de
conocer cosas más allá de su entorno, a pesar de
que Liebre les dice que no hay nada que temer, que
todos tienen que compartir.
La situación cambia cuando en una ocasión a Cochi-
nito se le quema su casa y Rata apaga el incendio,
ayudándole después a reconstruirla. Luego, salva a
Liebre de morir ahogado. Con las actitudes mostradas
en estos dos casos, Cochinito y Pata se convencen
de que no es un enemigo y aceptan que se quede.
A partir de este giro que se produce en la historia,
todos comparten y aprenden unos de otros. Un día,
Rata anuncia que ya es hora de partir. Todos se
desconciertan ante esta noticia, pero aceptan el
hecho de la partida de su nuevo amigo. El único
consuelo que les queda es que de vez en cuando van
a poder recordar los buenos momentos compartidos
al sentarse en la banca que Rata construyó a la orilla
del río.
A lo largo de la historia, se desarrolla un proceso de
desconstrucción de las ideas negativas preconcebi-
das acerca del forastero: las actitudes y las acciones
que Rata demuestra hacen que la imagen que tienen
de él se transforme en sus mentes. Al reconocer las
diferencias se aceptan, se respetan las ideas y creen-
cias de todos. Así, la sensación amarga con la que se
inició la historia se transforma en un final tranquilo, fe-
liz, donde el lector queda con la sensación de nostal-
gia que deja la despedida de un amigo, pero, al mismo
tiempo, con la esperanza de mantener siempre
buenos recuerdos de las experiencias compartidas.
Eloísa y los bichos:
adaptarse a un
nuevo espacio
Un libro álbum escrito por Jairo Buitrago e ilustrado
por Rafael Yockteng. Narra la historia de Eloísa y su
papá que se mudan a otra ciudad para comenzar una
nueva vida. Al principio todo les parece extraño, pero
conforme van pasando los días aprenden a conocer