
L
a violencia sufrida por los jóvenes y los
niños en nuestra América tiene distin-
tos rostros y se genera en las más di-
versas realidades. Esa violencia trunca vidas,
cercena el futuro, niega la posibilidad de una
existencia plena, viola el esencial derecho a la
felicidad y atenta contra la dignidad humana.
Documentar las expresiones de esa violencia,
abordar los dramas humanos que se agitan en
su fondo, es impostergable para quien asume la
literatura como una tarea de urgencia determi-
nada por un compromiso de profundo carácter
humanista.
Escribir: ejercer un oficio avocado a com-
partir con los lectores la intención de entender el
funcionamiento de las estructuras sociales que
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BARATARIA
NÚMERO 16 •
2015
LAS MARCAS DE LA VIOLENCIA EN LATINOAMERICA
toleran la injusticia y el dolor con el propósito
de exhibirlas e inspirar su transformación. En
América Latina ejercer el oficio de la escritura
implica un compromiso ético que muchos no
podemos eludir sin dejar de lado la estética ni
el ejercicio lúdico de la creación.
Hoy la violencia en nuestra América es más
grave que en la siempre convulsa África. Según
información de la Oficina de las Naciones Uni-
das para la Droga y el Delito, en el año 2012
436 mil personas fueron víctimas de homici-
dios dolosos. El 36 por ciento de esas víctimas
vivían en Latinoamérica. Muchas de esas per-
sonas eran jóvenes, incluso niños.
Estas son algunas de las marcas de la vio-
lencia: la precariedad económica sufrida por
Exclusión
,
discriminación y delito
por Víctor Ronquillo*