2015
•
NÚMERO 16
BARATARIA 9
desvalorización, desde el abuso, surge un héroe,
una enseñanza, un aprendizaje que abre una
brecha de esperanza para quien sufre.
Personalmente, no me planteo la necesidad
de que exista la violencia en aquello que pueden
leer los niños. Creo que esta aparece natural-
mente, quizá porque la vida humana es aquello
que se traslada a la literatura y la vida humana
es un continuo de paz y violen-
cia, de amor y odio, de rencor y
compasión.
Los hombres se odiaron,
se mataron, se amaron, antes
incluso de saber leer. De modo
que atribuir a los relatos la ca-
pacidad de determinar futuros
o actuales comportamientos es
absurdo. Los relatos solo nos
abren una puerta cuántica ha-
cia un universo paralelo que al
vibrar en nuestras neuronas es
capaz de revivir.
–¿Qué sentido tiene para
un escritor de libros para ni-
ños incorporar zonas oscuras
de la realidad en sus obras?
–La literatura ilumina precisamente esas
zonas oscuras. Un escritor trabaja con los te-
mas que lo acosan, lo rodean. El tema exprime
al escritor. De todo cuanto escribe, aquello que
puede ser leído por la comprensión de los niños,
es un regalo para el escritor. No creo ser un es-
critor para niños o adolescentes, no pienso en
esos términos, tengo historias en claves deter-
minadas que las convierten en pasto para los
críos de diversas edades, pero
los temas, incluso en novelas
o poemas o ensayos comple-
jos vedados para el vocabula-
rio y la experiencia de niños
y adolescentes, siempre están
allí. Aquello que resulta leído
por los niños, en principio, es
aquello que los editores deciden
que ellos pueden leer. Desde el
escritor, hay con toda seguri-
dad un control del lenguaje y el
despliegue técnico para que la
historia no sea demasiado den-
sa ni exploradora de sentidos
que podrían ir más allá de la
comprensión de estos lectores.
Pero las editoriales se encargan
de decir si esto que uno ha es-
Javier Arévalo
es uno de los autores conmayor
crecimiento en la literatura infantil latinoameri-
cana más reciente. Miembro de una generación
que surge en Perú en los noventa, su narrativa
pone el acento en el humor y el realismo social.
Trabajó como periodista durante muchos años,
actividad que lo vinculó al mundo cultural. Su
novela juvenil
Él cazaba halcones
, propone
un caso de indagación policial, en una relación
entre un hijo y su padre desaparecido. El telón
de fondo tiene que ver con el escenario político
de muchos países latinoamericanos. En
Vértigo
bajo la luna llena
, las relaciones conflictivas
entre adultos y adolescentes encuentran un
cauce donde se puede saldar el odio. Su obra
infantil,
El misterio del pollo en la batea
propone
con humor una deliciosa pesquisa, no exenta
de ironía. Más recientemente,
Duérmete ya Te-
resita
, establece una dinámica relación entre
cuentos clásicos y una lectora que no sólo se
introduce en las historias sino que las trans-
forma desde una perspectiva más moderna y
cuestionadora.
Este autor, versátil y comprometido con el dis-
curso infantil, conversa en esta entrevista so-
bre cómo las experiencias personales pueden
proyectarse en la literatura, a propósito del
tema central de la violencia y sus diferentes
manifestaciones.