
2015
•
NÚMERO 16
BARATARIA 17
expone de forma brutal y sin con-
cesiones la manera como ellos la
reproducen, como repiten patro-
nes y conductas que imitan por-
que no encuentran salida a las
determinaciones y los prejuicios
sociales. El texto de Hinojosa re-
sulta estremecedor. En un mun-
do donde la crueldad se derrocha
nadie es inocente.
Un mago víctima de sus propios
trucos
Una pregunta impostergable
en estas reflexiones tiene que ver
con el sentido de ofrecer estas mi-
radas de la realidad a los lectores
infantiles, por qué razón hay que
insistir en tratar temas tan graves y dolorosos
en la literatura que escribimos y compartimos
con los niños y los jóvenes. ¿No basta acaso
con la violencia cotidiana reflejada en los me-
dios de información, con la televisión y sus im-
placables noticiarios, con el cine y las películas
que lucran con el dolor y exhiben sin escrúpu-
los crímenes y falsos héroes? ¿Acaso no hemos
llegado al límite con los horrores que exponen
los videojuegos, en muchos de los cuales la
vida no tiene ningún valor, donde se mata y se
hiere por placer y emoción?
Las respuestas a estas pregunta son múl-
tiples y atienden a distintas necesidades, como
autor me parece que es ineludible abordar la
violencia social y sus distintos rostros, com-
partir con los lectores una aproximación lite-
raria a sus temas, proponer su comprensión,
entender sus causas y dinámicas, desentra-
ñar los elementos que conforman estas situa-
ciones desde una perspectiva emotiva, sensi-
ble y crítica
Hay otra razón de suma importancia, la ne-
cesidad de que los niños y los jóvenes reconoz-
can la proximidad de las distintas expresiones
de la violencia que nos acecha a todos. Es nece-
sario que identifiquen las profundas causas de
los abusos, que sientan una profunda vincula-
ción con quienes son víctimas de la violencia,
que sean capaces de indignarse
ante lo injusto, de conmoverse
ante el sufrimiento, de vivir una
intensa emoción estética ante un
texto que se atreve a discurrir so-
bre realidades oscuras, efecto de
la injusticia, el abuso o la nega-
ción de los derechos.
No hay duda de que nuestros
lectores (en algunos casos nues-
tros propios alumnos) han sido
víctimas de distintas expresiones
de la violencia, han sufrido aco-
so escolar o violencia doméstica,
lo que les permite reconocer cuál
es la oscura maquinaria que ani-
ma al monstruo de la crueldad. El
mago de Oz es descrito más bien como un su-
jeto bajito que se ayuda de un enorme altavoz
para sembrar el miedo en quien lo escuchaba.
Sin embargo, ese mismo mago era víctima de
sus propios trucos.
Lo otro y no menos importante es la emo-
ción estética, la posibilidad que nos da la lec-
tura para traspasar nuestros límites y suje-
ciones: un buen texto literario es también una
forma de consuelo. Y una manera de entender
que no estamos solos en nuestro dolor, de en-
contrar soluciones que provienen muchas ve-
ces de ese mundo de ficción.
Por ello reivindico el quehacer de los au-
tores, a quienes ante estas realidades no les
queda otro camino que ejercer su oficio y rea-
lizar una literatura de urgencia. Al narrar es-
tos hechos, al escribir estas novelas, nos su-
mamos a una corriente fundacional de la lite-
ratura latinoamericana, la crónica, la novela
testimonial, un profundo recuento literario de
la realidad.
*Víctor Ronquillo ejerce desde 1983 el oficio de escribir.
Ha sido publicado en España, Italia y Estados Unidos. Como
periodista ha colaborado en distintos periódicos y revistas y en
los medios electrónicos, donde ha reivindicado la crónica y el
reportaje.