
2015
•
NÚMERO 16
BARATARIA 13
deseo por descubrir, un crimen
en uno y el de enfrentarse a un
poder que ha sido responsable
del secuestro del padre del pro-
tagonista, en el otro. En ese con-
texto, los chicos experimentan
atracciones amorosas, rencor,
deseo, odio.
–Háblanos un poco de tu no-
vela juvenil
Él cazaba halcones
,
de su trasfondo político y de la
relación entre esas dos genera-
ciones, la del protagonista y la
de su padre.
–El único libro de literatura
juvenil que leí cuando era adoles-
cente fue
Un capitán de quince años,
de Julio
Verne. Yo tenía la historia de un periodista se-
cuestrado por un grupo paramilitar de un go-
bierno dictatorial. Y sobre eso quise escribir, en
parte porque tenía ganas de enseñarle a mi hijo
por qué uno debe ser siempre un ciudadano.
Pero lo que me salió es la historia de amor de
un hijo por su padre y viceversa, una historia
de cotidianidad, donde el humor y la tolerancia,
las broncas generacionales, las brechas que se
abren entre un padre y un hijo por la natural
disposición para desconfiar de los adultos, por
la natural falta de experiencia de los jóvenes,
se cierra con un amor total y absurdo, lleno de
humor y cariño. La novela podría haber sido un
dramón policial político, pero se convirtió en la
gesta heroica de un hijo que se enfrenta al poder
para salvar a su padre.
–¿Existen diferencias notables entre los
libros que escribes para adultos y los que es-
cribes para el público más joven? ¿Sientes
que es un proceso de escritura diferente?
–Digamos que escribí cinco novelas que me
revelaron lo que yo era, son experiencias con
temas y lenguajes complejos que no tienen mo-
delo alguno salvo el que se va construyendo a
medida que la novela prospera. Esas son mis
cinco novelas que, por ahora, dadas las condi-
ciones de Latinoamérica, no creo que los profe-
sores recomienden leer en las
escuelas a sus alumnos. Aun-
que ha ocurrido que muchas
de ellas sí han sido leídas en
planes lectores de mi país,
pero eso supone una escuela
donde las ideas que se tiene
sobre la lectura como método
pedagógico para aprender, es-
tudiar o adoctrinar, han sido
superadas, y se deja leer sin
censura, que es como hay
que leer. En las novelas que
han sido editadas para públi-
co juvenil, los mismos temas
aparecen: el amor, la confron-
tación con el poder, el deseo,
la amistad, pero, técnicamente, son novelas
más lineales que tienen un argumento y una
trama mucho más concreta. Eso las hace rápi-
das, directas, no menos poéticas, pero si más
eficientes en trasladar un deseo de saber qué
ocurrirá en las próximas páginas.
–Háblanos de tus próximos proyectos de
escritura.
–Estoy escribiendo una novela que plantea
la posibilidad de una relación entre las realida-
des cuánticas, un puente entre dimensiones, es
una novela divertida que tiene de protagonista
a un niño de doce años y a una niña de trece
que está rematadamente loca. Y lo está porque,
por alguna razón, la han conectado a un cuerpo
desde su dimensión y está descubriendo lo que
ella es, no entiende nada y adopta el lenguaje
de nuestra dimensión y lo que dice parece salir
de la boca de una adolescente muy engreída que
se ama demasiado y se cree brillante. Termino,
además, una novela gráfica, muy violenta y po-
lítica. Escribo, a la vez, unos cuentos para un
libro álbum y quiero escribir un libro sobre mi
experiencia como promotor de lectura y sobre
mis descubrimientos en los países que he visita-
do respecto a por qué fracasan las acciones que
se emprenden para convertir a nuestros niños
en lectores competentes.