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2013

NÚMERO 15

BARATARIA 7

mentales, en obras como

Toby

(1997), de la ar-

gentina Graciela Cabal;

Jesús Betz

(2001), de los

franceses Fred Bernard, texto, y François Roca,

ilustraciones, y

Óyeme con los ojos

(2000) y

Maia

(2010), de la colombiana Gloria Cecilia Díaz.

Literatura contra la invisibilidad

Estos y otros libros que hablan de mino-

rías constituyen valiosos espacios para el co-

nocimiento, el análisis y el diálogo, y deberían

ser leídos no solo por los niños y jóvenes para

quienes fueron escritos, sino también por los

padres, maestros, bibliotecarios y demás me-

diadores de lectura para generar debates que

contribuyan a dejar de mirar a los integrantes

de las minorías como rarezas sociales, como

personas hacia las que hay que mantener un

actitud recelosa y hostil.

Solo un mejor conocimiento de estos grupos

permitirá eliminar actitudes suspicaces, agre-

sivas y segregacionistas, permitiendo aceptar e

incorporar al otro en el rico y vasto entramado

social, para crear un espacio en el que todos los

grupos humanos puedan desarrollarse y con-

tribuir al bien colectivo. La literatura infantil y

juvenil puede actuar sobre la invisibilidad social

y cultural a la que están condenadas muchas

minorías. Seguramente el contacto con estas

obras hará posible que muchos niños y jóvenes

encuentren en la ficción caminos seguros para

valorar la diferencia como parte de la riqueza

del ser humano.

*Sergio Andricaín, autor e investigador literario cubanoa-

mericano, dirige la Fundación Cuatrogatos (www.cuatrogatos.

org), con sede en Miami. Ha publicado libros para niños como

Había otra vez. Historias de siempre vueltas a contar

(2013),

Cuando sea grande

(2013),

Libro secreto de los duendes

(2008)

y

Hace muchísimo tiempo

(2005), y la investigación

Escuela y

poesía. ¿Y qué hago con el poema?

(1997), en coautoría con

Antonio Orlando Rodríguez.

de un relato visual que prescinde del texto es-

crito, a dos personajes excluidos (un ser hu-

mano y una rata) que unen sus fuerzas para

ganarse un espacio un poco más digno en el

sombrío basurero donde viven relegados.

Pero la marginación y el rechazo social no

solo pasan por lo económico, sino por otras con-

diciones. Así queda demostrado en obras que

presentan a niños y jóvenes excluidos por alguna

característica personal que los hace diferentes y

genera la no aceptación por parte de una mayoría

dominante, empeñada en imponer sus códigos.

Un ejemplo de ello es la diversidad sexual

que rompe con el estereotipo heterosexual arrai-

gado en la conciencia social a lo largo de siglos.

En

Jim ante el espejo

(1977), novela juvenil de

la sueca Inger Edelfeldt, el protagonista es un

retraído adolescente que descubre poco a poco

su condición homosexual. Víctima de la agresión

de sus compañeros de aula y de la incompren-

sión de sus padres, Jim tendrá que recorrer un

difícil camino hacia la aceptación de sí mismo y

la defensa de su derecho a ocupar un lugar en

la sociedad, tal y como es, junto a su pareja del

mismo sexo. También en

Para Nina

(2009), del

mexicano Javier Malpica, un personaje diferen-

te reivindica su derecho a ser él mismo. Eduar-

do tiene la certeza de que llegó al mundo en un

cuerpo masculino que no le correspondía: piensa

y siente como una mujer y lucha para que aflore

la Victoria Citlali Dorina de la Concepción que

habita dentro de él. Este relato plantea la con-

frontación, en el seno del hogar y fuera de él,

que debe asumir Eduardo/Victoria como parte

de una minoría sexual duramente hostigada.

Este breve panorama nos ha permitido ex-

plorar cómo la literatura infantil registra el des-

precio a las minorías y las duras condiciones de

las personas que se ubican en estas franjas. Sin

embargo, hay libros que apuestan por reflejar

no el cuestionamiento y el rechazo social, sino

la aceptación de las minorías. Así sucede, en el

caso de los niños con discapacidades físicas o