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2013

NÚMERO 15

BARATARIA 13

–Su obra exhibe una gran variedad de gé-

neros. Ha escrito libros de poesía y narrativa

para adultos, libros para niños, para jóve-

nes... ¿Qué marca la diferencia entre un li-

bro para adultos y uno para niños?

–Pienso mucho en el lector interno, en

esa lectora que yo soy, como alguien con cu-

yas estrategias de comprensión y emoción debe

jugar y luchar la escritora que soy. Pero no

pienso en el lector real, no me importa ir a

chequear qué entiende y qué no. Para mí es lo

mismo escribir

Stefano

que

El anillo encantado

o

Lengua Madre

, es decir, es siempre distinto,

único el camino, el proceso, las facilidades y

complicaciones. En los únicos casos donde tuve

en cuenta a ese lector niño -se me presentaba

ese lector niño interno-, fue durante la escritu-

ra de

Benjamino, Zapatero pequeñito

y princi-

palmente en las historias de

Fefa

, que son casi

diría guiones para que trabajara el ilustrador,

más que escritura en sí misma.

–La literatura juvenil es un territorio

bastante ambiguo. De hecho el adolescente

vive un cruce de fronteras entre el mundo

adulto y el mundo infantil. ¿Qué piensa de

esta literatura en términos de la construc-

ción del Otro?

–Me parece que la literatura juvenil for-

ma parte de una construcción de ciertas es-

trategias de acercamiento

de nuevos lectores a los li-

bros. Y está muy bien que

así sea; hay ciertos textos

que por sus características

estéticas, tal vez por ciertas

zonas temáticas o por azar,

editados en ciertas coleccio-

nes y colocados en ciertos si-

tios, pueden ir a la búsqueda

de nuevos lectores, ayudar

a construirlos o a hacer el

tránsito hacia un lector au-

tónomo más completo. Todo

esto conforma una zona de

libros “juveniles”, es decir –

así lo entiendo yo- libros que

pudiendo pertenecer a la li-

teratura en general son adoptados (por ciertas

características de los mismos libros o por esas

estrategias de edición o de promoción de lec-

tura) por lectores jóvenes, todavía en forma-

ción, en transición…,

literatura pasarela

como

le llamaban los franceses o

crossover

como se

dice ahora…, pero por lo menos en los libros

de mayor calidad de lenguaje, no creo que es-

temos ante textos diferenciados por caracterís-

ticas muy precisas.

–Uno de los rasgos más intensos y apre-

ciados en su obra es la reivindicación de lo

íntimo. ¿Cómo logra la tensión -en términos

de técnica narrativa- en espa-

cios de morosidad narrativa?

–Cómo lo logro, no sé; sólo

diría que escribo y corrijo has-

ta que yo misma soy capaz de

creerme esa historia. Si me la

creo yo y por eso me entristezco

o me río o me enojo o me asus-

to, entonces pienso que eso tam-

bién le puede suceder a otro…

Me atrae mirar en lo hondo, en

lo íntimo y privado, sospechan-

do que tal vez en lo más privado

se refleje lo público y así es casi

siempre. Lo privado y lo públi-

co, lo personal y lo político, lo

local y lo universal están siem-

pre en tensión…

La literatura juvenil parte

de una construcción de cier -

tas estrategias de acerca-

miento de nuevos lectores a

los libros. Y está muy bien

que así sea