
2013
•
NÚMERO 15
BARATARIA 5
peculiaridades culturales y éticas
de su pueblo, en
La llamarada ver-
de
conocemos a los romaníes a
través de la mirada de la pequeña
Ana, la hija de un hacendado azu-
carero de Pernambuco. La amis-
tad que la niña entabla con Zahir,
un muchacho gitano, le permite
descubrir la humanidad de ese
grupo étnico. Haciendo caso omi-
so de los estereotipos racistas que
esgrimen contra los romaníes los
adultos que la rodean, Ana no
solo se aproxima afectivamente a
los familiares y amigos de Zahir,
sino que comienza a recoger en un
cuaderno sus costumbres e his-
torias en un acto de aceptación y
entendimiento.
Miradas a los refugiados y desplazados
La precariedad económica y los conflictos
bélicos de distintas regiones del mundo han ge-
nerado numerosos éxodos a lo largo de la histo-
ria. Esta situación, lejos de desaparecer, se ha
complejizado de forma cada vez más acucian-
te, dando lugar a la aparición de numerosos
grupos de refugiados y desplazados en todo el
planeta. La realidad de estas minorías ha sido
abordada en obras literarias que van desde la
denuncia política hasta el testimonio de las cir-
cunstancias en que transcurre la vida cotidiana
de esas comunidades.
Palabras de Caramelo
(2002), del español
Gonzalo Moure, recrea el día a día de Kori, un
niño sordomudo, en un campamento de refu-
giados saharauis y su relación con un camello
al que llama Caramelo. Cuando el animal crece,
deberá ser sacrificado para poder alimentar a
las familias, una dolorosa realidad que el niño
tendrá que enfrentar. El relato tejido en torno
a este personaje infantil refleja las condiciones
de los dos grupos minoritarios a los que perte-
nece: los desplazados sarahuies y el de las per-
sonas con discapacidad auditiva. Por su parte,
el colombiano Gerardo Meneses Claros relata
en
La luna en Los Almendros
(2012) el drama
de una familia rural que, a causa de los en-
frentamientos entre la guerrilla y el ejército, se
ve obligada a huir, renunciar a su tierra e ini-
ciar una nueva vida en un pueblo. La historia,
contada en primera persona
por un niño llamado Enrique,
es representativa del acoso y la
violencia que sufren miles de
familias en todo el mundo por
parte de fuerzas contendien-
tes, situación que obliga a es-
tas personas a abandonar su
residencia dejando atrás todo
lo que tienen.
Entre los creadores de Co-
lombia el tema de los desplaza-
dos ha sido objeto de especial
interés; así lo evidencia la pu-
blicación de otras obras sig-
nificativas, como
Eloísa y los
bichos
(2009), de los colombia-
nos Jairo Buitrago, texto, y Rafael Yockteng,
ilustraciones, y
El mordisco de la medianoche
(2009), de Francisco Leal Quevedo. A veces, un
conflicto bélico convierte en minoría desvalida
a los sobrevivientes de la guerra, como se apre-
cia en el álbum
El principio
(2012), con texto
de la española Paula Carballeira y gráfica de la
alemana Sonja Danowski; sin que los protago-
nistas de esta historia hayan tenido que mar-
charse del lugar donde siempre han residido, al
final de la contienda se han quedado sin nada,
totalmente desprotegidos: solo poseen su fe en
el mañana.
Entre la discriminación y la exclusión
Si bien las sociedades contemporáneas han
dado importantes pasos de avance en la lucha
contra la discriminación entre los seres huma-
nos por motivos de raza o color de la piel, el
segregacionismo, las ideas supremacistas y el
odio racial continúan siendo problemas preocu-
pantes. Los movimientos migratorios de un país
a otro, ya sea por razones económicas, políticas
o de otras índoles, generan confrontaciones que
la literatura para niños y jóvenes ha reflejado a
veces de forma alegórica –como ocurre en libros
infantiles como
El hombre de la Luna
(1966), del
francés Tommi Ungerer;
El manzano
(1980), de
la austríaca Mira Lobe, con ilustraciones de la
suiza Angélica Kaufmann;
Sapo y el forastero
(1993), del holandés Max Velthjuis, o
Comple-
tamente diferente
(2002), de la cubana Yanitzia
Canetti, con ilustraciones de la española Ánge-
les Peinador– o de una manera realista, a veces