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2013

NÚMERO 15

BARATARIA 15

primos los que hacen posible esta confronta-

ción… aún más en Latinoamérica, donde mu-

chos jóvenes comparten habitación o casa con

familias numerosas. Saber el lugar al que per-

tenecen, reconocerse en el adulto, los lleva a

cuestionarse sobre lo que tienen, lo que son y

lo que no quieren ser. La mexicana Berta Hiriart

en su libro

Revelaciones

lo determina al señalar

que “la casa también es el mundo (…) No sólo

los partidos políticos, las cámaras de diputados

o los presidentes. El mundo también son las

zanahorias y los platos sucios”.

Desde esta mirada hacia la cotidianidad, au-

toras como la venezolana Mireya Tabuas en

No

abrir hasta el año 3000

, establece un diario ín-

timo donde cuenta la entrada a la adolescencia

pero con humor. Así como años atrás lo hiciera

la colombiana Yolanda Reyes con sus persona-

jes en

Los años terribles

. Son chicas conflictivas

tratando de entender al mundo mientras se la-

mentan de la vida oyendo su

disc man

.

Los chicos también crecen. Antonio Santa

Ana (Argentina), con su libro

Nunca seré un sú-

per héroe

, crea a un personaje suspicaz, que es

capaz de cuestionar sus fallas tanto como la di-

námica familiar. Sabe, al menos, que no quiere

ser como su papá, cuya vida se reduce a echarse

para ver el fútbol. Tema que varía en Jaime Alfon-

so Sandoval (México) con su personaje “nihilista”

en

Operativo nini

. Un joven cínico y holgazán que

no trabaja ni estudia, al que su hermana llama

ninista

por no participar de la dinámica social

establecida. Es decir, es un

nini

: ni para un lado,

ni para el otro. Con humor e ironía narra las vi-

cisitudes para amoldar su forma

a la sociedad mientras evade la fi-

gura del padre ausente junto a un

agudo desencanto social.

En este cuestionamiento a la

sociedad, los adolescentes se ven

obligados a pararse ante el espejo.

Buscan identificar aquello que los

hace individuos peculiares. Esta

dinámica consiste en relacionar-

se con su imagen, no solo la que

conocen sino la que transmiten.

Es él o ella observándose como el

Otro. Un ejemplo de esta búsqueda

individual se maneja en la novela

La Fortaleza

, del mexicano Víctor

Ronquillo. Los devaneos de identidad de su pro-

tagonista, un joven

emo

, hacen que se reconozca

ante otras tribus urbanas en busca de un amigo.

Por su lado, el mexicano Javier Malpica re-

sulta más polémico en

Para Nina: Un diario sobre

la identidad sexual

. Su protagonista, Eduardo,

opone sus dudas, rencores y miedos contra su

familia para defender el derecho a ser mujer.

Este derecho a tener el control sobre su indivi-

dualidad, aparece cercenado en el caso de Cris-

tina en

El abrazo

, de la brasileña Lygia Bojunga.

Su identidad, confusa tras un trauma que sufrió

en la infancia, la lleva a reconocerse en la perso-

na que abusó sexualmente de ella.

Pero dentro de la adolescencia hay casos mu-

cho más rebeldes. Algunos defienden e imponen

su imagen ante el Otro, aunque esto arrastre ges-

tos de intolerancia. La mexicana Isabel Velázquez

establece en

Gordas: historia de una batalla

, una

mirada actual de esos personajes marginados en

la sociedad: “En estos tiempos en que reina lo

políticamente correcto, es preciso esquivar los co-

mentarios acerca de los negros, los extranjeros y

mancos, y sólo nos queda la mansedumbre de los

gordos para depositar en ella nuestra íntima ira,

nuestras más secretas frustraciones”.

Es cuestión de fe

Dichos espacios de intolerancia suelen agu-

dizarse ante la presencia de la religión. Y a pesar

de la diversidad religiosa en Latinoamérica, no

es un tema que se trate con especificidad en la

literatura para jóvenes de estos países.

Inusuales ejemplos como en el

libro

Palomas son tus ojos

de

Eduardo Dayan (Argentina), es-

tán enmarcados durante al aten-

tado con bomba que en 1994

recibiera la sociedad judía AMIA

en Argentina. Una adolescente

colegiala se enamora de un uni-

versitario judío, y en ambas vo-

ces descubrimos su forma de

ser, su interés en comprender al

amado y pertenecerle. María

Del Carmen busca estrellas de

David en el cielo, mientras que

Pablo solo ve mosaicos. Su amor

es una cuestión de fe, ellos

creen el uno en el otro; aunque