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BARATARIA
NÚMERO 13 •
2011
Reflejos
sociales
en la l iteratura
L
a sociedad y la cultura en la que se des-
envuelve el ser humano le otorgan identifi-
cación y pertenencia. El contexto social, en
mayor o menor medida, marca tendencias en el
comportamiento. Y aunque el entorno muchas
veces no sea el ideal, el ser humano aprende a
sobrevivir aún en las circunstancias más adver-
sas. La literatura debe reflejar este ámbito social.
El personaje literario debe reflejar sus acciones y
las circunstancias que las impulsan dentro de la
cultura a la que pertenece, la condición social que
ocupa y la época en que vive.
Existen muchas novelas y cuentos que tie-
nen como objetivo entretener, sin profundizar en
el aspecto social de los personajes. Esta literatura
tiene su función y validez. Sin embargo, las his-
torias que suelen perdurar plantean coordenadas
de la realidad que le permiten al lector identificar-
se con el mundo en el que vive. Esto no quiere de-
cir que otros temas de carácter fantástico no sean
exponentes de una maravillosa literatura que se
han mantenido a través de los siglos. La magia de
estas historias, en una forma alegórica, también
refleja aspectos sociales y culturales de una época.
El abordaje de estos aspectos enriquece
el conocimiento de los lectores, porque advier-
ten en la ficción que otras personas viven en co-
munidades, algunas similares y otras diferentes
a la suya. A pesar de los puntos de encuentro
que pueden consolidar el reconocimiento de que
existen rasgos comunes entre diferentes cultu-
ras, son muy diversas las idiosincrasias. Por eso,
aunque en la literatura infantil los lectores no lo-
gren identificarse plenamente con modos de vida
foráneos, siempre tendrán la posibilidad de iden-
tificarse con las emociones que los unen a estos
personajes literarios.
Muchas obras clásicas que han sido adop-
tadas por el público infantil revelan el contexto
social en el que se desenvuelven los personajes.
Estas historias han contado al mundo la reali-
dad de su momento. En la
Cabaña del tío Tom,
de
Harriet Beecher Stowe, se refleja un período his-
tórico con mayor profundidad que la que presenta
un libro de texto sobre la esclavitud en los Es-
tados Unidos. En
Oliver Twist,
de Charles Dic-
kens, la revolución industrial y el abuso hacia
el niño trabajador se hacen presentes en la his-
toria de este adolescente inglés que se convierte
en mercancía humana. Obras más contemporá-
neas también consolidan este nexo del lector con
el entorno: Eduardo Caballero Calderón plasma
en
Siervo sin tierra
(1954) una época turbulenta y
una problemática social que perdura en Latinoa-
mérica hasta nuestros días. Y Frank McCourt, en
Angela’s Ashes
(
Las cenizas de Ángela
) nos lleva a
vivir el horror de la pobreza que sufrieron muchos
irlandeses y que han sufrido millones de familias
en todos los rincones de la tierra.
En los últimos años, la literatura ha deja-
do a un lado el tratamiento del mundo en una di-
mensión colectiva para incorporar problemáticas
personales y psicológicas más individuales. Se es-
cribe sobre temas que en el pasado no hubieran
tenido aceptación por ser poco comunes e inacep-
tables, pero que hoy son parte de la vida diaria,
y por consiguiente de la literatura. La televisión,
la computadora y los juegos electrónicos han
exigido de la literatura una dimensión inesperada.
Cada persona nace y vive dentro de una
sociedad y una época única en la historia de la
humanidad. Al representarla en un libro, se le
deja a generaciones futuras un preciado legado: la
vida de una sociedad. A través de los personajes
Reflejos
sociales
en la l iteratura
por Julia Mercedes Castilla