

lega una etapa en la formación lectora de las
personas en que no alcanzan los apelativos para
poder definir las destrezas e intereses literarios
que les son propios. Esto se debe, en parte, a que se
rompen las barreras que ciñen las recomendaciones
para esta fase, o también porque ya los niños y niñas
comienzan una búsqueda de nuevas experiencias.
Me refiero a los lectores entre los nueve y once años;
lectores que ya han logrado cierta autonomía y gus-
tan recorrer géneros y tendencias literarias. Para ellos,
la oferta editorial en Latinoamérica es muy diversa;
autores, ilustradores y editores muestran el mundo
con vivacidad y originalidad, haciendo posible satis-
facer los gustos más exigentes. Conocer y divulgar la
gran variedad de obras será la clave para enriquecer
la cultura literaria de estos ávidos lectores.
Los lectores en marcha se destacan porque
han desarrollado sus capacidades de recepción, lo
cual se puede observar en sus respuestas y posterio-
res selecciones. Especialistas en el área de psicolin-
güística y sociología han estudiado la relación de los
lectores con el texto y otros materiales de lectura;
en el trayecto de sus estudios han dado con algu-
nas consideraciones importantes vinculadas con la
didáctica de la literatura y el desarrollo del hábito
lector: los libros constituyen puentes para establecer
relaciones afectivas con el mundo. En esta etapa son
de capital importancia las experiencias previas —de
vida y literarias— para asegurar la comprensión del
discurso y la aceptación y el goce de la literatura.
Grandes lectores,
grandes expectativas
L
Hripsime Bedrosian Davtian
Hripsime Bedrosian Davtian
es
licenciada en Letras por la
Universidad Católica Andrés Bello y especialista en libros para
niños y jóvenes. Trabaja en Caracas en Alfaguara Infantil y
Juvenil a cargo de la promoción especializada de la colección.
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2007 • NÚMERO 2 • VOLUMEN IV
•
BARATARIA