

La formación de lectores es, por afectar tan honda
y trascendentemente al individuo, una de las inter-
venciones educativas más decisivas de cuantas aco-
metemos, sólo quizás comparable con la tarea de
inculcar a los alumnos el respeto a las personas más
allá de toda condición y circunstancia.
Manuel Vera Hidalgo
Bajo el encantamiento que producen los bellos
libros, escribo este artículo.
Cómo mirar a la luna
,
del español Juan Mata
1
, me proporcionó entusias-
mo y ganas de dialogar. Así que quisiera empezar
con otra cita de la misma fuente:
El deseo de leer es el resultado de una com-
binación de voluntad e instrucción, de azar
y apetencia, de emoción y asombro. Quizá
no pueda fijarse el momento exacto de esa
determinación (unas veces repentina; otras
pausada), pero es claro que llega un momen-
to en que descubrimos o se nos muestra que
los libros son importantes para la vida y que
en adelante no se podrá prescindir de ellos. Es
entonces cuando nace el lector.
Tanto y tan poco, a la vez, nos resuelve esta cita.
Porque si tales ingredientes se pudieran garantizar,
“los toma usted de aquí, los mezcla, los aplica y
listo”; entonces los que desde distintos frentes nos
dedicamos a fomentar el gusto por la lectura ten-
dríamos la solución en la palma de la mano, como
una buena vacuna para administrar en el momen-
to adecuado. Pero no es sencillo, porque podemos
entender lo que significa instrucción, por ejemplo,
pero también sabemos lo espinoso que es ese ca-
mino; y la voluntad, ¿cómo se adquiere?, ¿cómo se
genera la apetencia?
Sabemos de sobra que para leer es necesario
aprender a leer. Y que la alfabetización no nece-
sariamente forma lectores. Pero aprender a leer y
seguir leyendo —por elección— son dos caras de
una misma moneda, nos guste o no.
Para muchos padres de familia y aun para algu-
nos maestros, este sigue siendo un problema de di-
fícil solución: queremos que los niños lean y que
sigan leyendo a lo largo de toda su vida; ¿hasta dón-
de debemos intervenir, y cómo?
A menudo los conceptos se confunden y, con
las mejores intenciones, actuamos, sí, a favor de la
instrucción, pero ahogando la voluntad, el deseo, la
emoción. Y al azar terminamos por boicotearlo, por
imposible que esto parezca.
CUANDO LEER SE CONVIERTE
EN UN DESCUBRIMIENTO
QUE NOS ACOMPAÑARÁ
PARA SIEMPRE
Laura Aguirre Lass
1
Cómo mirar a la luna. Confesiones a una maestra sobre la formación
del lector
. Juan Mata. Graó, España, 2004.
Mexicana. Licenciada en Sociología por la Universidad Au-
tónoma de México. Promotora de lectura desde hace quince
años. Ha participado en los procesos de preselección para
acervos de bibliotecas escolares y de aula de la Secretaría de
Educación Pública desde hace cinco años. Instructora del pro-
grama Salas de Lectura de CONACULTA.
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