

ack es un niño como cualquier otro. Todos los días
se levanta, saluda a sus padres que se esconden tras
periódicos, desayuna y sale caminando encorvado rum-
bo al colegio. En la calle es sólo un niño que se mueve
entre la gris multitud mientras piensa cuál es la excusa
perfecta para justificar el no haber hecho la tarea. Pero
haberlo seguido hasta el paradero del bus valió la pena:
la historia hasta ahora comienza.
Las ilustraciones grises, con pocos detalles de color y
pocas palabras a las que nos estábamos acostumbrando,
empiezan a desaparecer una vez que la imaginación de
Jack comienza a convertir automóviles y camiones en
inmensas ballenas y delfines de colores que lo hacen
sonreír. La realidad vuelve con el bus escolar, pero no
importa: más adelante se abrirá otro espacio en el que
Jack podrá viajar con su imaginación.
El encanto del libro radica principalmente en la capa-
cidad de Gleeson y Greder para crear un exquisito ritmo
de narración. La primera parte, escasa en texto, ofrece
pequeños acercamientos, casi de manera cinematográfi-
ca, a lo que Jack ve en el camino y, al tiempo, muestra al
personaje caminando cabizbajo, rodeado de un espacio
vacío en el que casi se pierde. En la segunda parte, el
color inunda las páginas con ilustraciones llenas de mo-
vimiento y detalles inesperados que sutilmente sugieren
la necesidad de una segunda lectura.
Libby Gleeson, autora australiana, y Armin Greder,
ilustrador suizo, ya habían trabajado en conjunto en
otros libros ilustrados como
Uncle David
(1992),
Sleep
Time
(1993),
The Princess and the Perfect Dish
(1995) y
The Great Bear
(1999), con el que ganaron en el 2000
el Premio Ragazzi en la categoría de ficción infantil.
Un
día cualquiera
fue premiado por el Consejo del Libro
Infantil como Libro del Año en el 2002.
Carolina Venegas
(Colombia)
J
Un día cualquiera
Libby Gleeson y Armin Greder
Libros Fuera de Serie
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