Table of Contents Table of Contents
Previous Page  17 / 28 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 17 / 28 Next Page
Page Background

Caballito

Caballito sin crines,

caballito de mar,

dime si los delfines

pueden llorar.

Dime si donde habitas,

habita el colibrí;

dime si hay sirenitas

de ajonjolí.

Dime si dan granadas

los huertos de coral;

dime si donde nadas

dulce es la sal.

Caballito juguete,

caballito arlequín

¿por qué vas sin jinete

soliandarín?

(Mirta Aguirre. En:

Juegos y otros poemas

, 1974)

Barbanegra y los buñuelos

,

La aldovranda en el mer-

cado

,

Historias a Fernández

,

Los imposibles

,

Hay

que enseñar a tejer al gato

y

¡Silencio niños!

. Libros

como estos configuran el original acercamiento de

la palabra escrita a los niños y tienen la capacidad

de atrapar lectores de todas las edades.

Gustavo Roldán genera, a partir de la década

del ochenta, una literatura que rescata la oralidad

de nuestra tierra, con humor y picardía, tomando

como personajes a los animales de la selva cha-

queña, quienes, entre la ingenuidad y la astucia,

mueven un universo casi humano a través de las

historias que viven en su ficción:

El monte era una

fiesta

,

Leyenda del bicho colorado

y

Como si el rui-

do pudiera molestar

, entre otros, son apropiados

para los primeros lectores por la brevedad de los

relatos y la picardía de los personajes.

La literatura cubana, erigida desde el estigma de

José Martí, ha cambiado el rumbo, hace por lo me-

nos dos décadas, para iniciar una ficción literaria

alejada de algunos principios didácticos y morali-

zantes, propios de los principios de la Revolución.

La ficción narrativa y la poesía generan una diver-

sidad temática, sin dejar de lado los recuerdos y

los ancestros de su país. Siguen vigentes los inicia-

dores, como Dora Alonso, Mirta Aguirre y Renée

Méndez Capote. En Cuba se privilegia la poesía,

con una sonoridad que halaga los oídos; la misma

de Nicolás Guillén que a todos nos sigue repican-

do.

Sabemos que dejamos países y autores sin men-

cionar, un poco por la tiranía del espacio de las

publicaciones y otro tanto por la desintegración de

América Latina en cuanto a la provisión y distribu-

ción de textos que no circulan, como decíamos, a

lo largo y ancho de nuestras fronteras. Quizá fu-

turas coediciones y una adecuada distribución nos

permitan leernos en profundidad, para ampliar el

espectro de nuestros niños lectores y ofrecerles esa

riqueza de nuestra lengua, con todos sus matices de

tierras altas y bajas, con toda su poesía.

15