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BARATARIA

NÚMERO 14 •

2012

el miedo, la soledad, la aventura, la amistad,

el poder, etc. Su lectura ayuda a dar sentido a

nuestras vidas, nos hace pensar, reconocernos

en los otros y nos permite descubrir y conocer

nuestras propias emociones. En otras palabras,

son lecturas que nos enseñan algo de nosotros

mismos.

Los clásicos, aparte de ser una fuente de

disfrute y conocimiento, insertan al lector en la

cultura, ya que le permiten conocer situaciones,

contextos, personajes que han pasado a formar

parte de la memoria colectiva de la humanidad.

Estos libros han marcado profundamente el

mundo actual e influenciado la sensibilidad, la

imaginación y la vida de las personas y de la

sociedad. Por eso, muchos teóricos consideran

que la experiencia lectora con los clásicos es

irremplazable, y que es un derecho que debe

tener toda persona, pues enriquece su vida y

forma su personalidad.

Los clásicos son libros que ejer-

cen una influencia particular ya sea

cuando se imponen por inolvidables,

ya sea cuando se esconden en los

pliegues de la memoria mimetizán-

dose con el inconsciente colectivo o

individual.

(Italo Calvino)

F.H.D.: ¿Consideras que los clásicos tie-

nen algo que decirles a los jóvenes contem-

poráneos?

G.M.R.: Yo creo que si se logra un buen en-

cuentro entre un joven y un clásico, existe una

gran probabilidad de que éste lo toque y lo emo-

cione.

Pero indudablemente la lectura de un clá-

sico requiere un cierto nivel de destrezas lec-

toras por parte del joven y una labor previa de

contacto y disfrute con la palabra, que general-

mente se debe iniciar en la primera infancia.

Estas premisas –destrezas lectoras y dis-

frute de la palabra– muchas veces no se dan

en el joven en el momento del encuentro con el

clásico, a lo que se suma, con cierta frecuencia,

que el docente tampoco ha tenido un acerca-

miento previo ni disfruta de la lectura que ofre-

ce. Como resultado se producen desencuentros

y frustraciones, y se termina por considerar a

los clásicos como aquellos libros “aburridos”

que hay que leer para cumplir con el currículo.

El papel del mediador a la lectura es prepa-

rar el terreno, motivar, saber introducir el libro

adecuado en el momento adecuado es en la ac-

tualidad más importante que nunca. Hay que

tener en cuenta que los jóvenes de hoy son los

protagonistas de los cambios de la revolución

tecnológica, viven las múltiples posibilidades de

los audiovisuales, las redes sociales, etc. Es di-

fícil imaginar cómo actúan y funcionan en ellos

esas capacidades que se requieren para la lec-

tura, como la concentración, la introspección,

el silencio, la privacidad, etc. Por eso, considero

que no se deben subvalorar otros caminos para

acercar y familiarizar a los jóvenes con los clá-

sicos –no exclusivamente en su versión origi-

nal– como el cine, la novela gráfica, las buenas

adaptaciones, entre otros. Si logran interesar

y capturar la atención, posiblemente el chico

disfrutará más tarde de la versión íntegra. Fi-

nalmente creo que un niño o un joven que logre

encontrar en la lectura experiencias gratifican-

tes y memorables, llegará a los clásicos y estará

en capacidad de disfrutarlos en algún momento

de su vida.

F.H.D.: ¿Qué relación encuentras entre

los clásicos y la literatura juvenil contempo-

ránea? ¿Qué acerca y qué aleja estas formas

literarias?

G.M.R.: Los clásicos y la literatura juvenil

contemporánea se acercan en las temáticas,

especialmente cuando estas son atemporales

o universales como el amor, la aventura, el te-

rror, la intriga. También en ambos podemos en-

contrar personajes inolvidables que nos siguen

acompañando cuando terminamos la lectura.

La capacidad de despertar emociones, el placer

estético, la posibilidad del disfrute, acercan a

las buenas obras literarias, ya sean estas clási-

cas o contemporáneas.

Veo alguna distancia en el modo de narrar

y de presentar los hechos. Las novelas clási-

cas para jóvenes tienen generalmente descrip-

ciones pormenorizadas, menos diálogos, y no

hacen concesiones con el vocabulario y las for-