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BARATARIA
I
VOLUMEN VIII
•
NÚMERO
1
•
2010
M
u Lan usaba una armadura negra hecha con placas de bambú barnizadas
con laca mágica, impenetrable. Conocía las veredas frecuentadas por los
tigres y a menudo soñaba con el dragón. Las águilas le enseñaron a ver de
lejos; los conejos le mostraron la generosidad. Tenía dos espadas: la que usaba diaria-
mente era de acero, forjada por el mejor herrero de China. La espada para los combates
importantes era una larga navaja tallada en un solo bloque de jade. Su montura era
un caballo blanco que tenía grabado el ideograma “volar” en los cascos y una silla de
cuero en el que estaban impresas las figuras de ocho dragones.
Mu Lan era muy astuta: en una batalla que resultó decisiva, hizo que su ejército
atara linternas de papel a los cuernos de un rebaño de cabras. El enemigo vio cómo
las luces subían a saltos por las veredas de la montaña Mo Tien y se acobardó ante
lo que supuso era un regimiento de demonios. Mu Lan aprovechó la confusión y cayó
sobre los invasores. Los pocos que quedaron vivos regresaron a su país a contar que
Las hijas de
Mu Lan
Por
Verónica Murguía
Para
Adriana Díaz Enciso