
Barataria
2016
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que debe abandonar su casa de forma intempestiva
para irse a vivir con su abuela. Sin ninguna explicación
de este incidente, Emiliano siente que sus padres lo
han abandonado, sin saber que lo están protegien-
do de la persecución de un grupo de exterminio que
considera a sus padres una amenaza por defender
los derechos de los campesinos por recuperar sus
tierras.
Entretanto, en la historia, Emiliano se ha encariñado
con Mambrú, el perro de la abuela. Duermen juntos
y se acompañan a todas partes. Lazos invisibles los
atan fuertemente: en medio de una situación de so-
ledad ambos forman un mundo aparte. En un giro de
la historia, las personas que persiguen a sus padres
van detrás de Emiliano, quien debe huir en medio de
la oscuridad y una tormenta con la única compañía
de Mambrú.
En el clímax de este relato, refugiado en una cabaña,
Emiliano teme por su vida y armado de una escopeta
se ve forzado a matar a Mambrú que puede delatarlo
ante sus captores con sus insistentes ladridos. En el
monólogo desgarrador del protagonista que se des-
ata en el momento que toma la decisión de disparar
se mezclan arrepentimiento y dolor, en un conflicto
interno que logra atraparse en este párrafo:
¿Te habrán oído? ¡A lo mejor vienen
para acá! ¡Cállate, Mambr ! Te voy a
matar, Mambr , te voy a matar…
¿Mambr ?
¡Mambr !
¡Mambr ! ¡Mambr ! ¿te disparé?…
¡No quise hacerlo, Mambr ! ¡Levántate,
Mambr ! No te hagas el muerto.
El que se va amorir soy yo. Mambr , me
estás mojando… Ya es suficiente con
tus ladridos. ¿Ladridos? ¿Por qué no la-
dras Mambr ? ¡Ladra, Mambr , ladra!
Esto no huele a orina, ¡es sangre! ¿Mam-
br ?Deja de sangrar! Tematé, Mambr .
Ay, no, no. No te quería matar, te lo
juro. No te mueras, Mambr . T eres mi
nico amigo. ¡No te mueras, Mambr !
Terrible es la palabra que nos envuelve como lectores,
ante este episodio de ficción que realmente suce-
dió, como muchas historias que ocurren, anónimas,
en este conflicto, donde todos pierden y se ponen
a prueba los límites de la compasión. Finalmente,
Emiliano emigra junto con sus padres a otro país. En
poco tiempo, ha dejado atrás su hogar, su tierra y su
infancia.
Para tratar de acercarnos al tema de la construcción
de la perspectiva infantil, cedemos la palabra a Irene
Vasco, la autora de esta conmovedora historia, acerca
de cómo logró alcanzar el foco narrativo:
Al principio Emiliano no tenía nombre
y era más joven. Yo quería “copiarme”
de las voces de mis nietos Emiliano y
Jerónimo que en ese entonces tenían
ocho años. Pero esa edad no me per-
mitía el nivel de reflexión, de compren-
sión política, de intuición de los dilemas
morales y de las dudas existenciales
que necesitaba para que el protagonis-
ta del libro fuera convincente.
A medida que la historia avanzaba y el
conflicto sobre la restitución de tierras
y la protección de los campesinos se
desarrollaba, el personaje terminó por
tener trece años. A esta edad los niños
contemporáneos han oído y pregunta-
do sobre la guerra en Colombia. En los
noticieros, las familias, las redes socia-
les, la escuela, las reuniones de amigos,
se comenta, se discute, se argumenta,
se toman partidos. Los niños oyen. A
veces hasta participan. No hay forma
de esconderse de la realidad.