
2012
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NÚMERO 14
BARATARIA 23
(este es el punto más importante) estaría integrada por libros clá-
sicos, con énfasis en la literatura colombiana y latinoamericana.
Para el caso de
Cara y Cruz
, se considera como clásicos aque-
llos libros que han merecido el favor de los lectores y la crítica por
un período no menor a cincuenta años. Naturalmente, la mayoría
de los incluidos en la colección son clásicos sobre los que no existe
ninguna discusión. Sin embargo, otros han sido más discutibles.
¿Qué hacer? Nada distinto que confiar en el buen juicio del editor
para su elección. La inclusión de algunas obras de la literatura
actual, y de obras cuyos autores aún escriben, está en directa
relación con su calidad, con el hecho de que éstas se vislumbran
ya como clásicas.
Desde el inicio del trabajo se sabía de las dificultades que el
proyecto tendría que superar: la mayor, quizás, remover la pereza
y el anquilosamiento del sistema escolar. Había que llegar pues
con una propuesta novedosa. Además de la inclusión de títulos
nuevos, la colección debía ofrecer ensayos y traducciones propias
y recientes, de autores de cierto renombre en el ámbito latinoa-
mericano.
Si bien algunos países latinoamericanos contaban con un nú-
mero considerable de traductores y ensayistas, en virtud de que
poseían una industria editorial consolidada, la mayoría carecía
de ellos. Muy pronto, sin embargo, se constató que los países an-
dinos contaban con un número importante de lectores versados
en diversas lenguas, que podrían convertirse en traductores y en-
sayistas: bastó pues con darles la oportunidad para que mostra-
ran su talento, idoneidad y competencia. Este hecho fue definitivo
para hacer crecer el proyecto de
Cara y Cruz
en la medida que la
mayoría de las traducciones y los ensayos fueron hechos para la
colección.
Un buen número de estos profesionales no había llevado a
cabo este trabajo de manera sistemática y regular, lo que determi-
nó otro impacto importante de la puesta en marcha de esta colec-
ción. Después de esta experiencia, muchos de ellos continuaron
realizando esa labor para distintas editoriales latinoamericanas.
No es exagerado señalar que el trabajo de traductores y ensayis-
tas en la colección contribuyó notablemente a la consolidación de
otros proyectos editoriales, tanto en Colombia como en los países
andinos.
Los libros de
Cara y Cruz
, por lo novedoso de sus títulos y por
sus estudios críticos, fueron ganando adeptos entre los lectores
comunes (personas no adscritas al mercado escolar), aquellos a
quienes les interesaba literatura porque sí.