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2011

NÚMERO 13

BARATARIA

5

la vida y un espacio dentro del grupo en el que

ha sido incluida. Un grupo con reglas propias,

impuestas por las necesidades y la voracidad de

la realidad que las rodea. La muerte y el peligro

acechan a las niñas que, aunque frágiles, se ha-

cen fuertes entre ellas.

El título mismo del libro da la atmós-

fera en la que transcurre la anécdota, entre los

basureros donde buscan materiales para vender

y las calles donde policías y otros adultos las ate-

morizan y maltratan.

En esta obra, narrada en primera perso-

na, la ciudad se presenta como un espacio desola-

dor, el bosque donde la pequeña heroína se pierde

para crecer interiormente y enfrentar el destino,

que en esta ocasión no será feliz. Por el contrario,

la protagonista termina desilusionada al encon-

trar a su madre con una nueva familia. Un crudo

realismo al que es necesario enfrentar a los jó-

venes lectores para generar reflexión, siempre a

partir de la experiencia estética.

Otro texto que aborda desde una perspec-

tiva realista el tema de la niñez en la calle es

De

noche en la calle

, de Ángela Lago. Se trata aquí

de un libro de imágenes, sin texto, que narra una

historia circular en la que un niño acecha a los

automóviles en una esquina para ofrecer mercan-

cía. Colores y trazos fuertes iluminan el fondo ne-

gro de las páginas para crear automóviles hostiles,

rostros enojados y la expresión del protagonista

que entre el miedo y la necesidad se ve obligado

a robar.

Aunque solo vemos una esquina, la ciu-

dad aparece en su magnitud temible; el lector lo

observa en la negrura de los fondos, en la incom-

prensión que se establece entre los personajes y

en el peligro que los automóviles representan para

el delicado cuerpo del protagonista, que apenas

alcanza a vestirse.

Resulta interesante la cantidad y variedad

de tratamientos que se le da al tema de la niñez en

situación de calle. Dos obras más para ejemplifi-

car la fantasía como forma de acercamiento a esta

misma situación.

Muchos títulos de

literatura infantil y juvenil

latinoamericana reflejan

dolorosas realidades

que subsisten aún en

la mayoría de nuestras

ciudades, invitando

al público a conocer

distintas formas de vivir

en las ciudades, para

valorar lo propio y para

comprender al otro.

También de Julia Mercedes Castilla es

El

tesoro de la pordiosera,

un libro que trata sobre la

difícil relación que establecen entre sí los distintos

habitantes marginales de las calles, entre recelos,

miedos mutuos y envidias. La Changua, una mu-

jer mayor dedicada a la mendicidad, jamás se se-

para de un costal, lo que despierta la curiosidad y,

en cierto grado, la ambición de un grupo de niños.

Cuando están a punto de obtener el costal de la

mujer, uno de ellos es tomado prisionero por ella.

En la búsqueda de su compañero, el resto de los

niños descubre un lugar exuberante en flora, en el

que hay lo que siempre han soñado: comida en

abundancia y juguetes.

Sin duda, también es necesario conceder a

los lectores sitios para la imaginación y la fantasía

cuando se enfrentan a los testimonios de una ni-

ñez flagelada.

Utilizando los recursos del libro álbum,

Silvia Schujer y Mónica Weiss, escritora e ilus-

tradora res-

pectivamen-

te, logran en

Hugo tiene

hambre

con-

vertir a la

ciudad en un

festín gastro-

nómico en el

que el peque-

ño protago-

nista –otra

vez, un niño

de la calle– se

deleita imagi-

nariamente.

Tal es

el hambre de

Hugo que ár-

boles, fuentes y demás mobiliario urbano se con-

vierten en frutas, verduras, helados, ensaladas,

del mismo modo que los peatones van adquirien-

do cara de rebanadas de pizza o peinados de es-

paguetis.