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BARATARIA
NÚMERO 13 •
2011
condición de adulto temprano, pues es el produc-
to de su trabajo lo que mantiene el hogar. Sin em-
bargo, su suerte es diferente a la de muchos otros
niños huérfanos, lo que hace que este personaje
no quede expuesto: un hermano se hace cargo de
él, situación que permite que una nueva aventura
comience, donde un viaje imaginario lo llevará a
lugares insólitos.
En
Cuentatrapos,
del chileno Víctor Car-
vajal, se abordan historias de niños marginados,
descritos en su desdicha. Como bien señala Ma-
nuel Peña Muñoz en su comentario:
Estas historias francas se ambientan en
poblaciones marginales de Santiago, desarrollan-
do una temática de desnuda verdad en torno a las
realidades que los niños viven en estos lugares.
Sin desgarros violentos ni mensajes de denuncia,
Víctor Carvajal arroja una mirada límpida hacia los
niños de los barrios pobres de la capital y se limita
a contar con sincera verdad la vida de estos niños
desposeídos.
El “callejeo” permanente de estos perso-
najes permite un recorrido físico por la ciudad que
ofrece una mirada desde los deseos, las carencias
o las ilusiones infantiles. Mirar las vidrieras de
una venta de dulces o de un restaurante, reto-
zar en los parques, recorrer callejuelas en busca
de refugio, pedir limosnas en las plazas, ofrecer
oportunidades para retratar la ciudad y congelar-
la en sus olores, sus imágenes y sus sonidos.
En
A golpe de calcetín,
de Francisco
Hinojosa, Manuel, aunque no es un niño huér-
fano, recorre las calles de Ciudad de México ven-
diendo periódicos. Un personaje misterioso le pide
un favor inesperado, lo que lo llevará a involucrar-
se en un extraño caso.
Aventuras de un niño de la calle,
de Julia
Mercedes Castilla, aborda el tema de los gamines
en Colombia, en la historia de dos niños que se
unen para sobrellevar los rigores del hambre, el
frío y la intemperie. A ratos, cada uno devela parte
de su pasado, de maneras que el lector recupera
trozos de las circunstancias que los llevaron a vi-
vir sin rumbo fijo.
En
Alex Dogboy
,
Monica Zak detalla la
vida de Alex, el niño de los perros, relato basado
en una historia real. Alex es abandonado por su
madre y luego por su padre. El peso de este aban-
dono lo lleva a tomar la decisión de quemar las
fotos de sus padres y huir de la casa de su tía. Sus
andanzas plasman un cuadro social de enorme
crudeza, aunque en escenas donde siempre hay
algo de esperanza.
Muchos otros títulos pueden ilustrar va-
riantes de este personaje que deambula por las
calles, a veces huérfano u obligado a trabajar
desde temprana edad, a veces solo o en pandi-
llas, pero expuesto siempre a las amenazas de un
mundo donde la piedad es extraña y los peligros
abundantes. Un abanico de situaciones dejan al
desnudo lo que puede vivir un niño en estas con-
diciones: extorsiones, hambre, palizas, cárcel, ro-
bos, desamor, abandono, inestabilidad, rechazo,
abusos... en fin, experiencias que desfloran su
inocencia y los exponen sin armas a la miseria del
ser humano. Aún queda abierta la interrogante
de si realmente estos personajes pueden conside-
rarse un “arquetipo”, en términos de su recurren-
cia y permanencia en una literatura que los hace
motivo de ficción, aunque en la vida real muchas
veces permanezcan invisibles.