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BARATARIA
I
VOLUMEN VI
•
NÚMERO
2
•
2009
El humor
como arma
cultural
infantil
Por
Roy Berocay
M
uchas veces me han preguntado por qué algunos libros para niños funcio-
nan y otros no. Siempre respondo con la misma e ingeniosa frase (por algo
soy un escritor genial): “No tengo la menor idea”. Digo eso siempre, pero no
es del todo cierto. De tanto pensar y sufrir un gran desgaste en mi cerebro modelo ’55
(apenas 56 kbs de memoria RAM), encontré algunas respuestas.
Creo que una de las claves de los buenos libros infantiles es la identidad: la posi-
bilidad de que aseguren que los lectores, esos seres casi humanos llamados “niños”,
se identifiquen con los personajes.
Otra clave es que para que lo anterior suceda, los personajes deben ser cómpli-
ces de los niños. Reflejar, de alguna manera, su punto de vista y no exclusivamente
el de un adulto.