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BARATARIA
NÚMERO 16 •
2015
El hombre de los pies-murciélago
Sandra Siemens. Norma.
El miedo es capaz de crear un silencio tan grande y profundo como
el dolor. Cuando sentimos una aflicción muy honda evitamos compar-
tirla con los que amamos por temor a hacerles daño. A pesar de que
todos necesitamos del apoyo de un hombro conciliador, el sufrimiento
nos hace cerrar las puertas y ocultar el rostro lacerado, callamos con-
vencidos de que las palabras ocultas nos preservan del hundimiento.
El silencio siempre acompañaba a Esper, el protagonista de esta
novela, quien a pesar del acoso y la violencia que recibe de sus com-
pañeros es incapaz de comentar con alguien su miedo y padecimiento.
Ni siquiera con Dolo, su mejor amiga, su compañera de juegos de la
infancia, con quien comparte el cariño de la abuela. Algunos compa-
ñeros de noveno del colegio han elegido a Esper para descargar todo
su odio e intimidación gratuita. Él intenta ser invisible, pasar desa-
percibido, no llamar la atención para no ser agredido. Pero aun así, lo
empujan, botan sus útiles, rompen su bicicleta, lo golpean, ridiculizan
y agreden. Esper decide escoger entonces el silencio, no siente fuerzas
en su interior para revelar a la nana, a su madre o a Dolo el terror
que lo acompaña. La nana lo protege y cuida de él mientras su madre
intenta poner orden a su vida de soltera. Esper nació producto de un
desliz y su madre era una ausencia lejana que luego se convirtió en
una ausencia cercana.
Dolo, por su parte siempre se está esforzando para ser
aceptada y que la quieran. Es otra víctima de la cruel-
dad de sus compañeros que se burlan de su gordura y la
hacen a un lado. Pero ella resiste y se camufla entre sus
amigas para formar parte de un grupo. Lo logra, a costa
de unirse a la falsedad y hacerse cómplice muda de la
maldad en contra de su único y mejor amigo.
Esta historia, tan conmovedora y triste como la
vida, recuerda que a veces callar las cosas puede ser
fatal. Mientras su protagonista persevera en su mutismo,
el lector quiere gritar todo lo que éste oculta, buscando
anticiparse al desenlace que prevé inexcusable.
J
ael
G
ómez