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BARATARIA
I
VOLUMEN VIII
•
NÚMERO
1
•
2010
un patriarcado opresor y la lucha por igualdad de
oportunidades y derechos. Muchos trabajos y estu-
dios están planteados desde una mirada reparadora
y quizás hasta compasiva, nacen con la pretensión
de señalar y compensar los padecimientos de mino-
ría que sufrimos las mujeres. Muchos se sustentan
en una forma de feminismo focalizado en la maldad
del hombre y la victimización de la mujer.
Los estudios literarios feministas en el campo
específico de la literatura infantil y juvenil consul-
tados siguen esa orientación.
Gradualmente, la crítica literaria feminista fue
cambiando su interés principal hacia la investiga-
ción de la literatura escrita por mujeres, intentando
reconocer una posible tradición literaria femenina
Esa búsqueda de una diferencia común a todo
el universo femenino en la literatura en general re-
sulta no solo infructuosa sino también limitante,
porque la escritura de creación no tiene nada de
natural ni universal. Quienes producen literatura
pretenden abrir y extender las fronteras del lenguaje
y de las formas, y eso implica necesariamente re-
sistirse a toda clase de estatutos preestablecidos y
prescriptivos. ¿Establecer una manera correcta en
que las mujeres deberían escribir no abonaría una
opresión continuada?
Entre las escritoras existen diferencias que
atraviesan su literatura, tales como la clase social,
nacionalidad, edad, historia, raza, religión, etcétera,
y que son tan significativas como el género. Preci-
samente la dificultad para hallar patrones comunes
que la englobe. Comenzaron a interrogarse: ¿Las
mujeres conforman un grupo literario definido?
¿Hay rasgos que diferencian sus escrituras de las
de los varones? En tal caso, ¿qué rasgos diferencian
su escritura? Focalizaron la atención en las mujeres
como sujetos de enunciación de una poética y en
ese análisis recurrieron a la teoría literaria. Este
desplazamiento no parece haber tenido demasiada
influencia en las investigaciones en Hispanoamérica
referidas a la literatura infantil y juvenil. La mirada
sobre los objetos artísticos y culturales para la in-
fancia aún se encuentra fuertemente condicionada
por la psicología evolutiva y la educación en valores,
más que por el hecho literario en sí y sus procedi-
mientos específicos.
ha sido valiosa para dar cuenta de la diversidad de
escrituras.
¿Podemos afirmar entonces que existe una li-
teratura femenina? ¿Se diferencia de la masculina?
La escritora argentina
María Teresa Andruetto
sostiene:
“Sí, existe. Es toda la literatura escrita por mu-
jeres. ¿Se diferencia de la masculina? Me interesa
mucho la pregunta. La creación nace de lo particular,
cualquiera sea la particularidad que como ser huma-
no le quepa a quien escribe, y la condición de género
no es una circunstancia menor, pero –claro– no es la
única. (…) Al mismo tiempo, hay infinitas maneras
de ser mujer y de escribir como la mujer que se es.
Lo que quiero decir es que la escritura de las mujeres
Gradualmente, la
crítica literaria feminista
fue cambiando su interés principal hacia
la
investigación de la literatura escrita por
mujeres
, intentando reconocer una posible
tradición literaria femenina que la englobe.