

U
n día como cualquier otro, un hombre como
cualquier otro se levanta con el profundo de-
seo de escribir una carta, sólo que no sabe a quién
enviársela. Esta historia abre desde el comienzo una
expectativa, ya que el protagonista pospone su pul-
sión de escribir asediado por una monotonía que lo
ha convertido en una personaje gris. No es difícil re-
conocer una secreta relación entre esta obra y
Bart-
leby, el escribiente
de Herman Melville, cargadas de
una suerte de existencialismo.
Y es que la escritura se presenta como una pulsión la-
beríntica, a veces falta un detonante que pueda rom-
per el dique de esa pulsión. Novela interesante que
ofrece una reflexión acerca de la incomunicación y
la monotonía.
El hombre que quería escribir
una carta
Evelio José Rosero
Zona Libre
N
uevamente el escritor cordobés nos sorprende
con un relato al filo del suspenso. En la cam-
piña inglesa, un escritor fracasado decide visitar a
su vecina, una anciana aficionada a las historias de
crímenes. Desde esa visita, comienza un juego me-
taficcional donde los relatos policiales se vuelven
parte de esta historia que termina con un asesinato
perfecto.
En algunas oportunidades, la realidad supera la fic-
ción o se convierte en materia para crear los más
inesperados argumentos. La tensión de esta historia
logra mantener en vilo al lector hasta el final, para
descubrir en un giro sorprendente que el victima-
rio puede convertirse en víctima sin darse cuenta
de que él mismo ha contribuido a crearse su propia
trampa.
Esta novela juvenil escrita en un lenguaje ágil, preci-
so, logra construir de una manera magistral el terror
más puro en una intriga inteligentemente construida.
Los vecinos mueren
en las novelas
Sergio Aguirre
Zona Libre
21
2008 • NÚMERO 1 • VOLUMEN V
•
BARATARIA