Revista El Educador Julio 2020

6 el educador en línea y qué, cara a cara? Otras interrogan- tes se imponen: ¿será mejor educar en línea? ¿Será más económico y no devaluará la cali- dad? Todavía más: ¿pueden aprenderse las matemáticas, el lenguaje, los idiomas, la geo- grafía o la historia solo en línea, interactuando a través del teclado y la pantalla? Esta es una pregunta cuya respuesta puede ayudarnos a desarrollar modelos educativos que la cuaren- tena ha propiciado. Numerosos estudios describen con detalle ca- sos de internautas y comunidades digitales que aprenden diversidad de conocimientos, acti- tudes y procedimientos a través de la red: que incrementan su nivel de inglés viendo series en Netflix o HBO; que aprenden sobre cultura ja- ponesa viendo anime; que se familiarizan con procedimientos matemáticos jugando videojue- gos y analizando el sistema de cómputo usado; o que aprenden contenidos de otras culturas, geografías e historias conociendo a extranjeros en Instagram, TikTok o Facebook. El potencial de aprendizaje de la red es impresionante, pero también es claro que actúa de manera diferente al ambiente formal del aula física. En la red, el motor de aprendizaje es la motiva- ción. Los internautas están apasionados con sus temas. Aprenden de manera cooperativa, al im- plicarse en comunidades con las que comparten intereses y propósitos. Los expertos les enseñan a los novatos, pero estos ayudan a los primeros con sus preguntas, sus aportaciones de otras disciplinas o su simple rol de aprendices. Los ro- les de “aprendiz” y “maestro” trabajan de manera diferente en la red, en los contextos informales, en comparación con el aula formal. Seguramen- te, deberemos observar estas nuevas maneras de aprender para mejorar nuestras clases en la red. Límites Con certeza, quedan muchas preguntas por res- ponder. No hay duda de que en línea se pueda mucho, pero ¿puede aprenderse todo lo necesa- rio? ¿Lo mismo que se aprende en el aula de un centro? Dicho de otra manera, ¿cuáles son los lí- mites de la formación en línea? ¿Los internautas se sienten cómodos para aprender todo lo que necesitan? Adoptando otro punto de vista: ¿con- trataríamos a un fontanero o a un albañil que se hubiera formado por internet? ¿Dejaríamos que un cirujano nos operara a corazón abierto desde otro continente, gracias a la conexión por internet con cámaras y pantallas de alta definición? Bueno, eso ya ocurre desde hace poco… y funciona bien.

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