Revista El Educador Julio 2020

20 el educador ENSEÑAR EN LA VIRTUALIDAD: UN DESAFÍO HACIA LA AUTONOMÍA Por María Sandoval Maestranda en Innovación Educativa mediada por TIC, Universidad de la Sabana. Editora digital Norma. En los contextos escolares, hasta hace muy po- cos meses, enseñar en la virtualidad era consi- derada una alternativa informal, ágil y versátil para complementar los procesos de la educa- ción presencial y otorgarles un matiz innovador, lúdico y dinámico. Sin embargo, por cuenta de la COVID-19, un nuevo orden social se ha impuesto abruptamente y la educación virtual se posicio- nó como la única opción posible para enseñar desde el confinamiento. Sin duda, este nuevo es- tatus les permitirá a los docentes identificar las posibilidades y limitaciones de esta modalidad porque su uso a toda máquina , como una pan- talla que reemplaza al tablero o a la pizarra del salón de clases, la mayoría de las veces se queda insuficiente para enseñar desde la distancia. Es de anotar que la enseñanza virtual no es un tema nuevo. Las experiencias actuales en este campo tienen sus bases en los orígenes de la formación universitaria a distancia, según lo afir- ma Lorenzo García Aretio (2018): “Es evidente que el e-learning supone una variante de mo- dernidad que viene a sustituir los materiales y vías de comunicación propios de la educación a distancia de décadas pasadas, por soportes y redes digitales”. La evolución de la educación a distancia la reafirma como una modalidad que aprovecha al máximo los avances disponibles en materia de comunicaciones y tecnología, para lograr una interacción con aquellos estudiantes que, por diversas circunstancias, no pueden asis- tir a los espacios de formación presenciales. Esto se equipara con lo que está sucediendo en la ac- tualidad, en la educación básica. No obstante, la modalidad de educación a dis- tancia exige una planificación estratégica de rutas de aprendizaje particulares, dirigidas a es- tudiantes, en general jóvenes y adultos autosufi- cientes, que puedan estudiar y rendir académi- camente de forma autónoma, es decir, personas comprometidas con su autoformación como meta de vida. En consecuencia, esta condición privilegia la autonomía formativa como una competencia requerida y, a la vez, como una meta de aprendi- zaje esperada en los escenarios de la enseñan- za virtual. Llama la atención que, nunca como

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