Revista 20
Barataria 2019 24 Podríamos decir que las historias de la lite- ratura se desarrollan en un espacio físico que se construye y se describe en la narración? ¿O quizás podríamos decir que las historias suceden en la mente del lector quien, en su experiencia de lec- tura va impregnando esos espacios físicos con sus propias memorias y experiencias? ¿O más bien que los espacios de la literatura se habitan a partir del encuentro entre el autor y el lector, en un espacio poético sin tiempo ni lugar, pletórico de vivencias in- teriores, pero no menos real que el escenario don- de sucede una narración? El tema del espacio se ha abordado desde múltiples miradas y acentos en la li- teratura y no son pocas las historias para las que los lectores construimos escenarios vívidos que llenan nuestra memoria gracias a las habilidades descrip- tivas de los narradores. Hay, sin embargo, obras literarias en las que la construcción del espacio se torna difuso y ya no pode- mos describirlo solo como escenario de los sucesos narrados ni como escenario subjetivo producto de la experiencia y la interpretación del lector. Se trata de historias en las que la construcción del espacio se teje entre lo poético y lo topográfico; entre lo onírico y lo real. Es el caso de las tres obras sobre las que tra- tan estas reflexiones. En El sueño del calamar gigan- te, de Martín Blasco, Mi amigo el pintor y Cuerda floja, ¿En dónde tienen lugar las historias de la literatura infantil? ¿ Adriana Serrano Carrasco de Lygia Bojunga Nunes, el topos , palabra de origen griego que designa un lugar o territorio, adquiere un carácter simbólico, más psíquico que terrenal y lle- ga a adquirir un lugar protagónico o, en todo caso, debemos considerarlo como un personaje más de la historia narrada. El sueño del calamar gigante es una obra de tea- tro en la que se demarcan dos espacios en escena: el espacio de los sucesos en un tiempo de la cotidiani- dad de los personajes y el espacio onírico, en el que se suceden acontecimientos que escapan de la racio- nalidad práctica de lo cotidiano. El personaje princi- pal, Julián, quien ha sufrido un accidente, yace en una cama de hospital, inconsciente, de manera que en el espacio del hospital, en el registro de lo real, vemos a su familia visitarlo y dialogar con el médico. En el es- pacio onírico, el inconsciente de Julián construye una historia paralela con personajes de fantasía que lo convierten en héroe de la caza del calamar gigante, en la que aparecen sus padres y su hermano convertidos en personajes fantásticos, a quienes deberá rescatar. Lo interesante de la construcción de El sueño del calamar gigante, que también veremos en las otras dos obras, es la forma en que se da el tránsito entre uno y otro espacios. Aquí, un juego de luces en esce- na marca el protagonismo de cada lugar y destaca a su vez el desarrollo paralelo de las dos historias, la
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