BARATARIA 19
13 Y para prueba de que para emocionar no es necesa- rio llenarse de adjetivos ni de malabares técnicos, la obra del narrador argentino: “Seguro que mi primer recuerdo es ese. El del día que Ezequiel se fue de casa. No es que recuerde exactamente la situación, pero sí que yo estaba en mi cuarto y no podía salir; y una cierta tensión en el aire” ( Los ojos del perro sibe- riano ). Nótese como al final de este pasaje con ape- nas una pincelada, “una cierta tensión en el aire”, se sugiere un mundo que está fuera y que pone a andar la imaginación del lector. Este pequeño giro en el tex- to genera atmósfera y ayuda a perfilar al personaje, dos elementos claves, sobre todo en la novela juvenil. Indagar en el mundo íntimo de los personajes no es fácil. No es fácil de imaginar ni de representar. Y los lectores lo saben. Quizás por eso está tan extendida la idea de que si una escena nos conmueve es por- que seguramente el autor vivió intensamente lo que cuenta. Esta concepción de estirpe romántica tiene algún asidero, pues es evidente que un autor trabaja con elementos extraídos de su propia realidad y procesa- dos en diverso grado, pero también es claro que para lograr la empatía con el lector es necesario poner en juego otros elementos: un buen diseño de los perso- najes, un tema que comparta el lector, el oficio litera- rio propiamente que enseña a dosificar la tensión, la intensidad y la alternancia de diálogos. Por ello, para muchos de estos recreadores de lo cotidiano, tejedores de la memoria, escribir siempre es algo más. Una búsqueda de sentido que demanda trascender el propio espacio íntimo. Una pelea con el lenguaje para encontrar esa forma de contar que permita “golpear” al lector donde se necesite. Y no siempre se necesita movilizarlo “tiernamente”. Ni hay temas que sirven mejor a estos propósitos. Los te- mas literarios son, como decía Borges, relativamente pocos porque la literatura es un interrogarse sobre la existencia, y las preguntas que podemos hacernos sobre ella son esenciales, no numerosas. No obstan- te, en la narrativa juvenil ligada a las emociones, el amor, la amistad, la definición de la personalidad es- tán muy presentes. En la novela Bonsái , de la austriaca Christine Nöstlin- ger, el narrador protagonista sorprende por su par- ticular forma de verse a sí mismo y de “leer” lo que sucede a su alrededor, por la ironía con que presenta a su madre: “Acababa de pasar la pelea diaria con ‘la separada’. Los dos estamos ya tan acostumbrados a estas peleas como a lavarnos los dientes”. (11) La voz que Nöstlinger diseña para su personaje, un adolescente más bajo que el promedio (lo que le vale el apodo) al que le encanta pensar, remueve al lec- tor, especialmente cuando discurre sobre si es o no homosexual o por qué le atrae su prima Eva-Marie. La mirada crítica que ofrece Bonsái interpela nuestra propia forma de vernos, así como Clase de inglés de Lygia Bojunga nos invita a cuestionarnos si el amor tiene edad, a través de las historias de un niño ena- morado platónicamente de una mujer adulta y de un maestro prendado de su alumna. Ambas obras lo- gran sacudirnos por la representación matizada de sus personajes y de su mundo interior. Como vemos, la sensibilidad ante los sentimientos y la memoria de ellos son para un creador muy impor- tantes, pero más aún es saber despertarlos. Durante mucho tiempo, en los colegios se han antepuesto los valores morales a los literarios, pero ya es tiempo de que se reconozca que la literatura debe propiciar un acercamiento más estético que moral. Es una dura batalla. No obstante, si los mediadores se dieran cuenta del impacto que tienen las novelas juveniles por sí mismas, por las emociones que despiertan, por las relaciones humanas que recrean, no tendrían tantos reparos en dejar que los adolescentes se con- movieran con sus historias y sus personajes. Final- mente, una obra no necesariamente enseña, pero, si es buena, seguro que conmueve. REFERENCIAS CABEZÓN, Gabriela (2013). Antonio Santa Ana, el best seller de libros para chicos que puede ir tranquilo al súper . En: diario El Clarín. 09/03/2013. [Disponible en: https://www.clarin.com/ sociedad/antonio-santa-ana-best-seller-tranquilo_0_ryjfhS- 5jw7g.html:) DÍAZ, Fanuel (2008). Entrevista a Antonio Santa Ana . En: Bara- taria. Revista Latinoamericana de Literatura infantil y juvenil . n.° 8, vol. 5, pp. 9-12. HEREDIA, María Fernanda (2013). La lluvia sabe por qué . Bo- gotá: Norma. NÖSTLINGER, Christine (1996). Bonsái . Bogotá: Norma. SANTA ANA, Antonio (2005). Los ojos del perro siberiano . Bue- nos Aires: Norma.
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