BARATARIA 18
Barataria 2017 11 piezo a dibujar, recreo las situaciones como si fuera una actriz. Exploro todas las expresiones, las muecas…en una época compartí un taller y un colega se divertía fil- mándome: ¡parecía poseída! También tengo un espejo en mi taller: cuando no encuentro mi dibujo ideal, me pongo frente al espejo, hago mímica, y veo lo que puede resultar de eso. F.H.D.: ¿Cómo es el arte de crear libros para niños en su caso particular que es la autora y la ilustradora al mismo tiempo? A.V.: Es un poco como decía anteriormente: No co- mienzo por el texto, tampoco por los dibujos, comienzo por la historia. Las ideas pueden venir de cualquier par- te, de recuerdos, de imágenes, de conversaciones… luego todo el trabajo es encontrar en ese maremagno, lo que eso me cuenta. Lo dejo decantar durante un buen tiempo. Es como desvestir una idea, quitarle todas sus anéc- dotas, sus detalles superfluos para luego revestirla con prendas simples, coloridas, “para niños”. F.H.D.: ¿Piensa que se pueden abordar todos los te- mas en los libros para niños? A.V.: Sí, pero al mismo tiempo, por más interesante e importante que sea un tema, no es suficiente para hacer un libro. El autor debe lograr expresar porqué el tema es interesante e importante. Es necesario enton- ces que este sea importante para él y que encuentre como comunicarlo. Los adultos y los niños tienen en común los sentimien- tos: contrariedad, desconcierto, alegría, afecto, celos, rivalidad… las causas no son las mismas. Tengo la impresión de hacer libros para niños con te- mas de adultos. Busco cuáles son los sentimientos más fuertes que estructuran mis temas y luego los transpongo. Un libro es ante todo telepatía entre un autor y un lector (Stephen King dice esto). F.H.D.: ¿Piensa que el editor hace contribuciones importante para ayudar a construir un con- cepto?¿Cuál es su relación con los editores en los procesos de desarrollo de un libro? A.V.: Cuando era jovencita (comencé a publicar cuan- do tenía 19 años), mi editor me puso el apodo de “miss full control” y sin duda no lo hizo sin una razón. Sin embargo, siento que aprendí mucho en contacto con él. Me decía cosas incomprensibles, que yo esclarecía como podía, mis primeros libros son el resultado de ese diálogo extraño. Actualmente soy mi propia editora y ya no tengo real- mente un editor. Mis amigos cumplen esa función. Para mí es importante tener lectores elegidos, gente que comprenda lo que estoy intentando hacer y que puedan ver cuando no logro hacerlo. Hay mil relaciones posibles entre un autor y un editor: depende de las personas, de los momentos, del libro también. Un editor puede ser incluso alguien ausente, al cual uno destina su libro y que sin saberlo guía el trabajo. F.H.D.: ¿Qué debería encontrar un lector en un li- bro? ¿ Qué debería motivarlo en su expe- riencia de lectura frente a los estímulos de las nuevas tecnologías? A.V.: Me parece que los juegos y los libros no estimu- lan las mismas cosas, no tienen la misma relación con el tiempo ni se relacionan igual con uno… No debería- mos confrontarlos. a menos que sea por el hecho de que establecen competencia en el uso del tiempo, y los días tienen apenas 24 horas. Pero temo ser muy general y decir tonterías sobre estos temas de “socie- dad”. En realidad, esta pregunta se adhiere al principio básico de la educación alimentaria : probar de todo y no comenzar por el azúcar.
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